miércoles, 24 de octubre de 2012

Callejón de la muerte

El corredor de la muerte es el lugar donde los condenados a muerte esperan a que se lleve a cabo su sentencia. El nuestro simplemente es un callejón, pero sigue siendo de la muerte.
Cada dia que pasa, damos un pequeño paso sin retorno, que no nos conduce a nada más que a la nada.
Cuando miramos a los lados sólo hay paredes, soledad, decepción y tristeza.
Cuando miramos atrás sólo hay más de lo mismo, sin manos amigas, sin sonrisas, sólo evasivas.
Y cada día que pasa, más cerca estamos, y no importa a la velocidad que nuestro corazón lata, ni la desesperación que radica en las venas, ni las mil lágrimas que se van derramando, porque lenta y silenciosamente estamos cada vez más cerca del final del callejón.

Bosque

Cuando un bosque es muy tupido, no ves la luz del sol, ni aunque sea medio día.
Y así estamos, metidos en este bosque hermoso pero tupido, donde no le llega ni un pequeño rayo de sol, de luz, ni de esperanza.
Estamos esperando que una mano, o algo se apiade de nosotros y nos rescate, nos libere, que nos ilumine.

en las alturas

Recientemente, hace pocos años le empecé a tener miedo a las alturas, como cierto vértigo, pero no me sorprende porque desde hace unos años le empecé a tener miedo a todo.
Pero ese no es el punto, el punto es que en los últimos 3 años, creo, calculo que un 14% de mi vida viajo, y por ende la paso en aviones. Así que decidí que como al parecer Dios no me escucha, decidí que cuando estoy viajando, en los aires grito (mentalmente por supuesto) grito “Dios, me oyes? Me oyes? Me oyes?”y lo repito un millón de veces. Ojalá que tanto griterío termine por aburrirlo y me mande lo que le pido, quien sabe, y como ahora escribo esto desde los cielos, los dejo, porque debo seguir gritando Dios, me oyes?

jueves, 18 de octubre de 2012

Dolor

Cuando tendría unos 7 u 8 años en una pelea con mi hermano, él me dio un golpe muy fuerte en el estómago y me quedé sin aire. Fue una sensación horrible.
A lo largo de los útlimos años, me sentí así muchas veces, así siento el dolor del alma, como un golpe seco, en el estómago que me deja sin aire y me desacelera.

Pausas

La vida está llena de pausas que te toman por sorpresa, sólo trato de encontrar el botón de play para seguir con mi vida sin más interrupciones.