Estás en mi
primer pensamiento consciente, en la mañana limpiando la lágrima sin recorrido
Estás
cuando veo mi vientre en cada una de las cicatrices de mi abdomen infértil,
falto de vida
Estás en el
vidrio empañado que nubla mi visión y que emite un pendiente
Estás en
cada bocado de comida, porque no hay alimento que te llene de vida
Estás en
cada pestañeo que enumera los granos de un reloj sin tiempo y lleno de evasivas
Estás en
cada paso lleno de monotonía que no lleva a ningún destino
Estás en
cada gota de sangre, que los latidos impulsan y que la realidad paraliza
Estás en mi
último pensamiento del día, en mi deseo de vela, en mis sueños y miles de
pesadillas