Cuando pasas años en salas de espera, laboratorios, consultorios, farmacias y rodeado de inyecciones, enfermeras, quirófanos y ya las agujas se volvieron tus mejores amigas, y la temporada que estás libre de pastillas tu estómago (y demás aparato digestivo) lo agradece, cuando te has convertido en un experto en temas médicos y ya ignoras las caras de duda/ignorancia de los doctores, es fácil que te auto compadezcas y digas por qué yo? Por qué a mí?
Pero una de mis doctoras atiende en una clínica, y su consultorio estratégicamente se encuentra ubicado al lado del área de hemodiálisis… entonces lo único que uno atina a decir es gracias porque no estoy ahí…