Por decisión de mis padres soy católica. Pero más adelante y por decisión propia es que sigo siéndolo hasta el día de hoy.
Lo asumí muy bien principalmente porque convivo cercanamente con la culpa (regla de oro si quieres ser católica) y me culpo de todo y soy culpable de todo.
Sin embargo, durante algunos meses me puse a considerar muy seriamente la idea de convertirme en cristiana.
Sabes que me refiero a ese grupo de gente que siempre están felices, optimistas, que todo les sale bien, que hablan recitando la biblia y cada tres palabras alaban al Señor.
Pues yo quería convertirme en uno de esos.
Es así que todo el fin de semana analicé con mucho detenimiento esa opción, tú sabes, para que yo también esté feliz todo el tiempo y que todo me salga bien.
Y llegué a la conclusión de que no puedo convertirme al cristianismo por las siguientes razones: soy demasiado vergonzosa para hacer ciertas demostraciones en público como lo son cantar alzando las manos, desmayarme cuando recibo el espíritu santo o llorar cuando estoy siendo sanada por la imposición de manos, no sé si podría aguantar una misa de dos horas y media, y tengo muy mala memoria para recordar todas y cada una de las palabras de la biblia.
Es así que luego de este pequeño quiebre de fe decidir seguir en terreno conocido cargando mi cruz y teniendo temor a Dios, aceptando sus designios porque tiene algo mejor esperando para mí, pidiendo la gracia del espíritu santo, por los siglos de los siglos amén.
Si bien todos los caminos conducian a Roma, si bien todos los caminos conducen a Cristo; cada quien tiene que elegir el "soporte técnico" con el cual se sienta mas a gusto y que tenga el mejor "servicio de atencion al cliente"
ResponderEliminar